En general, nos parece muy fácil adquirir productos alimentarios. Pensamos que simplemente tenemos que ir a la tienda o al proveedor en cuestión y comprar lo que necesitamos. Pero comprar materias primas (pescados, mariscos, huevos, carnes, etc.) es una actividad a la que hay que prestar más cuidado que el resto de operaciones que se realizan posteriormente. Y es que es muy importante comprar los alimentos en buen estado, ya que de ello dependerá la salubridad de los productos finales.
Hay que tomar las medidas necesarias para que ningún producto en mal estado pueda ser aceptado y utilizado. Es fundamental velar por la higiene alimentaria en todos los casos.
De este modo surge la siguiente pregunta: ¿Dónde se pueden comprar las materias primas?
Las materias primas deben proceder de proveedores autorizados, cumplir las correspondientes Reglamentaciones Técnico-Sanitarias, estar contenidas en envases adecuados y ser transportadas en condiciones idóneas. Además, se debe comprobar y conservar la documentación que acredite el origen de las materias primas y demás productos adquiridos.
¿Cómo detectamos alimentos en mal estado?
Para detectar productos en mal estado es muy importante prestar especial atención a las características exteriores de calidad en los productos no envasados, como el olor, color, textura… Comprobar que los envases no tengan deformaciones, ni roturas, que lleven marcadas las fechas que correspondan (de caducidad o consumo preferente) y rechazar aquellos sin fecha, o con la fecha vencida.
Una de los puntos a tener en cuenta, que muchas veces pasa desapercibido, es que no se deben adquirir alimentos que deban conservarse bajo frío si están expuestos a la temperatura ambiente o en cámaras frigoríficas con temperaturas superiores a las que precise el producto. Si no comprobamos que los alimentos se hayan conservado en las condiciones idóneas, podemos estar adquiriendo alimentos en mal estado.
Por otra parte, no hay que comprar productos no envasados que debiendo consumirse tal como se vende, sea manipulado por el distribuidor y transportista de manera inadecuada. Igualmente aquellos colocados en mostradores sin protección y que estén expuestos a contaminación por parte de compradores, de insectos, suciedad, etc.
En el caso de las conservas o semiconservas enlatadas, se deben rechazar las latas abombadas o con cualquier otra deformación u oxidación, o que ofrezcan sospechas de tener poros o fisuras por los que haya podido introducirse aire.
Se debe comprobar que los productos congelados se hallen bien conservados antes de adquirirse, con envases en buen estado, sin deformaciones o signos de descongelación. Y transportados en bolsas isotermas o en vehículos provistos de aislamiento térmico.
Una vez adquiridas las materias primas, su manipulación deberá ser de tal forma que la descarga y el almacenamiento se realicen con la máxima rapidez y evitando cualquier deterioro del producto de acuerdo con el estado físico de algunas materias primas. Los productos se seleccionarán y se ordenarán por categorías y fechas, respetando su modo de conservación.