Un nuevo informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria vuelve a poner patas arriba a todo un sector de la industria alimentaria, el lácteo. El panel de expertos en Nutrición, Alergias y Dietética declara en un informe de 103 páginas que la alimentación de los niños de 1 a 3 años adolece de nutrientes esenciales y cuestiona el uso de algunos alimentos consumidos regularmente por ellos, las leches de crecimiento, muchas veces enriquecidas con nutrientes ajenos a la leche. Ello hace, según los expertos, que el desequilibrio nutricional esté servido.
Según la EFSA la dieta de esta población está desequilibrada, habiendo una ingesta diaria adecuada de proteínas, sal, potasio, calcio, fósforo y vitaminas, pero el aporte calórico es elevado y el de fibra dietética bajo. Se detectan carencias generales, aunque varían según los países, de ácido graso omega3, hierro, vitamina D y yodo.
Como era de esperar el sector entero se escandalizó, se movilizó y contraatacó con cientos de páginas de informes nutricionales que abalaban el uso de este alimento, que en todo 2013 superó los 9000 millones de toneladas de preparados en polvo de ventas.
Los fabricantes defienden sus productos como aportes esenciales para el desarrollo de los niños, y EFSA aduce que aunque estos alimentos pueden ayudar a paliar las carencias de algunos nutrientes, existen alternativas más adecuadas como el consumo de leche de vaca enriquecida, los cereales con aportes extras de determinados micronutrientes o el consumo regular de carne y pescado. Y desde el sector contraatacan. Según Javier Dorca, responsable científico de nutrición de una importante multinacional, “llevar una dieta equilibrada hoy día es complicado, y lo demuestra el hecho de que el 12% de los niños entre seis meses y tres años tiene anemia, y eso no lo arregla la leche de vaca, que cuenta con numerosas propiedades nutritivas pero no tiene hierro. Por eso son buenos los preparados enriquecidos”.
Y en medio de esta batalla, ¿quién está, como siempre? El consumidor, en este caso los padres que adquieren este tipo de alimento. EFSA lo tiene claro, y los fabricantes del sector también; ahora solo falta saber cómo reaccionará el mercado.