El GFSI es un pilar esencial en la seguridad alimentaria internacional, pero su relación con normas como BRC, IFS o ISO 22000 puede generar confusión.
En este artículo te explicamos qué es el GFSI, cuál es su papel en la industria y cómo se conecta con las principales certificaciones del sector.
El origen del GFSI: un lenguaje común para la seguridad alimentaria
El GFSI (Global Food Safety Initiative) nació en el año 2000 como una iniciativa de la industria alimentaria internacional, impulsada por el Consumer Goods Forum (CGF).
Su creación respondió a un problema muy concreto: la multiplicidad de normas y auditorías que generaban duplicidades, costes innecesarios y confusión tanto en productores como en distribuidores.
Cada país, e incluso cada cadena de supermercados, exigía su propio estándar o protocolo de seguridad alimentaria. Esto hacía que una misma fábrica pudiera someterse a cinco o seis auditorías distintas al año, pese a que todas buscaban lo mismo: garantizar alimentos seguros y trazables.
El GFSI surgió precisamente para armonizar los criterios y crear un marco de reconocimiento internacional.
No es una norma certificable, sino un organismo que evalúa y aprueba normas privadas que cumplen con sus requisitos de seguridad alimentaria.

¿Qué hace realmente el GFSI?
El papel del GFSI no es auditar ni certificar empresas, sino reconocer los esquemas de certificación que demuestran cumplir con sus requisitos técnicos y científicos.
Para ello, el GFSI publica los Benchmarking Requirements, un conjunto de criterios que deben cumplir las normas para ser consideradas equivalentes en materia de seguridad alimentaria.
Cuando una norma (como BRCGS, IFS o FSSC 22000) supera este proceso y obtiene el reconocimiento del GFSI, significa que su sistema de gestión está alineado con los principios internacionales de inocuidad alimentaria.
Esto permite que las empresas certificadas bajo cualquiera de estas normas ganen reconocimiento global y reduzcan la necesidad de múltiples auditorías.
En resumen, el GFSI actúa como un puente entre normas, garantizando la confianza mutua entre fabricantes, distribuidores y consumidores.
Las normas reconocidas por GFSI más conocidas
Actualmente, varias de las normas más utilizadas en la industria alimentaria están reconocidas por el GFSI. Entre las más relevantes destacan:
BRCGS (British Retail Consortium Global Standard)
Creada originalmente por los minoristas británicos, BRCGS se centra en la seguridad, legalidad y calidad de los alimentos.
Es especialmente popular en empresas que producen marcas blancas o exportan al Reino Unido.
Incluye requisitos específicos sobre buenas prácticas de fabricación, gestión de riesgos, control de proveedores y auditorías internas.
Es una norma muy práctica y exigente, ideal para empresas que buscan un enfoque rigurosamente comercial y reconocido internacionalmente.
IFS (International Featured Standards)
Desarrollada por minoristas alemanes, franceses e italianos, IFS comparte el mismo objetivo que BRCGS: evaluar la capacidad de un proveedor para fabricar productos seguros y de calidad.
Destaca por su enfoque en la evaluación de procesos y la mejora continua, con un sistema de puntuación que mide el nivel de cumplimiento.
Es muy demandada por cadenas de distribución europeas y multinacionales.
FSSC 22000
La norma ISO 22000 combina los principios del APPCC (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control) con los sistemas de gestión de calidad ISO, pero no está reconocida directamente por GFSI.
En cambio, la versión FSSC 22000 (Food Safety System Certification) amplía ISO 22000 incorporando requisitos técnicos adicionales y programas de prerrequisitos específicos según el tipo de industria.
Esta versión sí está reconocida por el GFSI, siendo una opción excelente para empresas que buscan una certificación global y flexible, aplicable a toda la cadena alimentaria, desde fabricantes hasta distribuidores.

Beneficios de trabajar con normas reconocidas por GFSI
Optar por una certificación reconocida por GFSI ofrece ventajas claras:
- Reconocimiento internacional: las grandes marcas y cadenas globales confían en estos esquemas.
- Reducción de auditorías: se evitan repeticiones al estar alineadas bajo un mismo marco.
- Confianza del consumidor: mejora la reputación y refuerza la transparencia.
- Mejora continua: promueve la cultura de la inocuidad alimentaria.
- Cumplimiento normativo: facilita la adaptación a legislaciones nacionales e internacionales.
Conclusión: el valor del GFSI en la industria alimentaria
El GFSI no certifica empresas, pero ha transformado la manera en que la industria entiende la seguridad alimentaria.
Su papel ha sido clave para unificar criterios, reducir duplicidades y fomentar la confianza entre todos los actores de la cadena.
Hoy, una empresa certificada bajo BRCGS, IFS o FSSC 22000 puede operar con garantías en mercados internacionales, sabiendo que su sistema de gestión cumple con los más altos estándares de inocuidad alimentaria.
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